En los peces, al igual que en los demás seres vivos,
la alimentación es el proceso de adquisición de energía y nutrientes necesarios
para el crecimiento, la reproducción y todas las funciones metabólicas de cada
individuo (Wetzel, 2001). Por ello los peces tienen diferentes estructuras
alimenticias y mecanismos de alimentación para poder explotar una gran variedad
de fuentes alimenticias vegetales o animales.
De manera general, los peces pueden clasificarse con
base en sus hábitos alimenticios en detritívoros, herbívoros, carnívoros y
omnívoros. Dentro de estas categorías puede haber más clasificaciones: los
peces eurifagos son aquellos que tienen una dieta mezclada, es decir, que
consumen varias clases de alimento; los peces estenofagos se alimentan de pocas
clases de alimento y los monofagos se alimentan de sólo un tipo de alimento.
Una gran mayoría de peces se consideran carnívoros eurifagos. Frecuentemente,
los modos de alimentación y los tipos de alimento están asociados con la forma
del cuerpo y el aparato digestivo; por ejemplo, especies que se alimentan de
detritos y algas, las cuales consumen un gran porcentaje de material
indigerible (como arena, lodo o celulosa) generalmente tienen intestinos largos
con mayor superficie de absorción, mientras que las especies de peces
carnívoros tienden a tener intestinos cortos. Sin embargo, entre los peces
carnívoros, la longitud del intestino usualmente es mayor en aquellos que se
alimentan de pequeños organismos (relativos a su talla), que en los que se
alimentan de presas grandes (Moyle & Cech, 2000). Así mismo, generalmente
los peces carnívoros tienen un estómago verdadero, mientras que los herbívoros
y omnívoros no lo tienen. Existen especies muy conocidas marinas y
dulceacuícolas carentes de estómago, tales como los peces voladores, los gobios, peces como Ditrema temmincki y
Cololabis saira, el pez loro (Calotomus japonicus) y la carpa (Cyprinus
carpio), entre otros. Estos peces son principalmente herbívoros, pero algunas
especies como D. temmincki y los gobios se alimentan de peces y bivalvos (Kumai
et al., 1989).
Las estructuras en la cavidad bucofaríngea también
están usualmente relacionadas con el tipo de alimento y los hábitos de
alimentación. Las espinas branquiales juegan un papel muy importante en la
alimentación de los peces, y tienen especializaciones de acuerdo al hábito
alimenticio. Por ejemplo, los peces carnívoros piscívoros tienen espinas
branquiales cortas, gruesas, ampliamente espaciadas y puntiagudas, que
previenen que la presa escape a través de las branquias y les pueda ocasionar
daño, mientras que en peces zooplanctófagos eurifagos las espinas branquiales
están menos espaciadas y tienen longitud y grosor intermedios (Moyle &
Cech, 2000). Así entre más pequeñas sean las presas, las espinas branquiales
serán más largas y delgadas, y estarán menos espaciadas entre sí (Lagler et
al., 1977); incluso pueden tener ornamentaciones para poder retener los
pequeños organismos.